lunes, 29 de diciembre de 2008

Feliz Navidad 2008


Frei Betto


Feliz Navidad a los desgraciados cautivos del desprecio al prójimo, de la irremediable pereza de amar, del excesivo apego a su propio ego. Y a los sembradores de buenas nuevas, a los glotones de premisas estéticas, a los fervorosos discípulos de la ética.


Feliz Navidad al Brasil de los desheredados, a las mujeres náufragas en lágrimas, a los esclavos del infortunio condenados a muerte precoz. Y a los premiados por la lotería biológica, a los desmontadores de ilusiones, a los inconsolables peregrinos de la vicisitud.

Feliz Navidad a los huérfanos del mercado financiero, pilotos de vuelos sin alas y sin suelo, fieles devotos de la omnipotencia del mercado, encerrados ahora en el inmisericorde desamparo de sus fortunas arruinadas. Y también a los labradores de la insensatez reflejada en el lenguaje transmutado en arte.

Feliz Navidad a las crisálidas temerosas de abandonar su capullo, al dejar de vagar por insignificancias cultivadoras de odios, a los exilados en la irracionalidad del disparate consensuado. Y a los que apagaron la sed en la saciedad del infinito, en el silencio inefable, en las pasiones condensadas en solícita amorosidad.

Feliz Navidad a quien escapa de los indomables presupuestos de la lógica consumista, respira hondo en celebraciones magnetizadas de deidad, libre de la incomodidad del intercambio compulsivo de regalos preñados de ausencias. Y a los anfitriones de anuncios del infinito abanico de posibilidades de la vida.

Feliz Navidad a quien no planta cuervos en las ventanas del alma, no empapa el corazón de cicuta, y colecciona en su espíritu acuarelas del arcoiris. Y a todos los que trajinan por los caminos interiores y no temen las curvas abisales de la oración.

Feliz Navidad a los devotos del silencio, acostados en lechos de hortensias para bordar, con los hilos delicados de los sentimientos, alfombras de ternura. Y a quien arranca de las cuerdas del dolor melódicas esperanzas.

Feliz Navidad a los que cargan a cuestas aljabas llenas de relámpagos, aspiran el perfume de la rosa de los vientos y llevan en el pecho la nostalgia del futuro. También a quien se sumerge todas las mañanas en las fuentes de la verdad y, en el laberinto de la vida, identifica la puerta que los sentidos no ven y la razón no alcanza.

Feliz Navidad a los bailarines acompasados por sus propios sueños, orfebres sabios de las artimañas del deseo. Y a quien ignora el alfabeto de la venganza y jamás pisa en la trampa del desamor.

Feliz Navidad a quien despierta cada mañana a la criatura adormecida dentro de sí y, hecho niñito, sale por las esquinas a romper convencionalismos que sólo obligan a quien carece de convicciones. Y a los artífices de la alegría que, al calor de la deuda, dan marcha a la manivela de la fe.

Feliz Navidad a quien recoge fragmentos de penas por las calles para arrojarlos en el basurero del olvido y se refugia en el retiro de la sobriedad. Y a quien se encierra en habitaciones secretas para reaprender a amarse y, ante el espejo, se descubre hermoso ante la cara de los demás.

Feliz Navidad a todos los que saltan a la cuerda con la línea del horizonte y se ríen abiertamente de quienes pregonan el fin de la historia. Y a los que suprimen la letra r del verbo armar.

Feliz Navidad a los poetas sin poemas, a los músicos sin melodías, a los pintores sin colores, a los escritores sin palabras. Y a quien nunca encontró a la persona a quien declarar todo el amor que lo fecunda con inefable gravidez.

Feliz Navidad a los ebrios de trascendencia y a los hijos de la misericordia recubiertos de compasión. Y a quien no se deja seducir por el aroma de las alturas ni escala las cimas en que los buitres empollan huevos.

Feliz Navidad a quien, en el lecho nupcial, lleva a cabo una liturgia eucarística sin tabúes, transustancia el cuerpo en la copa, se inunda del vino embriagador de la pérdida de sí en el otro. Y a quien corrige el equívoco del poeta y sabe que el amor no es eterno porque dura sino que dura porque es tierno.

Feliz Navidad a los que reparten a Dios en obleas de pan, bordan toallas de complicidades, secan lágrimas en el consuelo de la fe, crían caballitos de mar en acuarios de misterio.

Feliz Navidad a quien se embadurna de chocolate en la orgía pascual de la lucidez crítica y no se priva de pronunciarse donde la mentira cose bocas y enjaula conciencias. Y a quien vuela embriagado por el eco de profundas nostalgias y descifra enigmas sin revelar confidencias; y, desnudo, abraza epifanías bajo cascadas de magnolias.

Feliz Navidad a todos los que prestan oídos a la sinfonía cósmica y, en los salones de la Vía Láctea, bailan con los astros al ritmo de incertidumbres siderales. Dios quiera que renazcan con el Niño que se acurruca en los corazones diseñados en forma de pesebres.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Guía tentativa para "leer" un sueño


(basada en las propuestas de C. G. Jung)

José Bustos Barra

En primer lugar debemos considerar que no existe ningún método infalible para “leer”, interpretar o analizar un sueño.

1. Anotar detalladamente el sueño. Se recomienda conservar siempre actualizado un “diario de sueños”.

2. Identificar las partes del sueño:

1º Lugar, tiempo, el comienzo del sueño, el cual frecuentemente indica el lugar y el tiempo en que ocurre la acción del sueño y las personas que en ella intervienen. ¿Puedes describir el lugar y el tiempo en que transcurre el sueño? ¿Qué personas aparecen en tu sueño? ¿Las conoces? ¿Qué características tienen? ¿Tú estás usando alguna ropa particular?


2º Exposición, exhibición del problema del sueño. En ella se revela, en cierto modo, el contenido, constituye la base del sueño, la cuestión, el tema al que ha dado forma el inconciente y en el cual éste se manifiesta. ¿Cuál es la temática central de tu sueño? ¿Si tu sueño fuera una película qué título le pondrías? ¿Por qué?


3º Peripecia, que representa la “médula” de cada sueño, la intriga de la acción, la intensificación del acontecimiento hasta llegar a su punto máximo o a la transformación, que puede consistir también en una catástrofe? ¿Identificas este momento en tu sueño? ¿Qué características tiene? ¿Recuerdas que sentiste mientras soñabas?


4º Lisis, la solución, el resultado del sueño, su conclusión conveniente, su indicación compensadora. Es bueno tener claro que una de las funciones del sueño es compensar carencias o necesidades de la vida conciente (momento de vigilia). ¿Qué crees que tu sueño te ayuda a compensar en tu vida? ¿Te ayuda a resolver algún conflicto que has tenido recientemente? ¿Cómo finaliza tu sueño?

Es común que muchas veces no recordemos el sueño en su totalidad, esto se logra con entrenamiento y anotando el sueño apenas un se despierte. Si no logras recordar completamente el sueño intenta realizar de todas maneras los pasos indicados en esta guía con el material que recuerdes.

3. Todo en los sueños son símbolos; lugares, objetos, personas, colores, etc. Elige algunos símbolos de tu sueño y somételos al “método de amplificación”. El “método de amplificación” consiste en amplificar y enriquecer el contenido del sueño (sus símbolos) con todas la imágenes análogas y semejantes posibles.

Selecciona un símbolo ponlo al interior de un círculo cerrado e intenta pensar en todas las imágenes que puede evocarte este símbolo; esto puedes hacerlo con todos los símbolos que elijas del sueño. ¿Qué aspectos comunes tienen?

4. ¿Estás viviendo alguna “situación vital o espiritual” en este momento de tu vida que se relacione con tu sueño? ¿Qué crees que te dice el sueño para tu vida?


5. Realiza todos los ejercicios anteriores con varios sueños que hayas vivido en el último tiempo. ¿Qué elementos comunes descubres en ellos? ¿En qué pueden ayudarte para tu vida?


6. Anota las dudas que puedas tener y compártelas con tu terapeuta, guía o monitor de sueños.

martes, 9 de diciembre de 2008

Marx, Marx Y Marx







Frei Betto

Adital

El arzobispo católico de Munich, Reinhard Marx, sacó hace poco un libro titulado "El Capital". La cubierta lleva los mismos colores y tipos de letra que la primera edición de "El Capital" de Karl Marx, publicada en Hamburgo en 1867.

"Marx no está muerto y es necesario tomarlo en serio", dice el prelado con ocasión de la publicación de su obra. "Hay que enfrentarse con la obra de Karl Marx, que nos ayuda a entender las teorías de la acumulación capitalista y el mercantilismo. Lo cual no significa dejarse atraer por las aberraciones y atrocidades cometidas en su nombre durante el siglo 20".

El autor del nuevo "El Capital" califica de "sociales-éticos" los principios defendidos en su libro, critica al capitalismo neoliberal, califica la especulación de ‘salvaje’ y aboga por que la economía sea rediseñada según normas éticas de un nuevo orden económico y político.

"Las reglas del juego deben tener calidad ética. En este sentido, la doctrina social de la Iglesia es crítica frente al capitalismo", afirma el arzobispo. Y añade: "Un capitalismo sin marco regulatorio es hostil a las personas".

El religioso refleja bien la posición oficial de la Iglesia Católica ante el capitalismo: se critican sus ‘abusos’, como si éstos no formaran parte de su misma esencia, basada en la acumulación privada de la riqueza.

¿Pero quién le pondrá el cascabel al gato? ¿El Estado capitalista es capaz de ejercer la función de "marco regulatorio" e imponer límites a la especulación y a la explotación? Si un gobierno democrático-popular lo hace, como sucede ahora en algunos países de Sudamérica, se desencadena un griterío general acusándolo de ‘populista’ y ‘totalitario’.

El libro comienzo con una carta de Reinhard Marx a Karl Marx, a quien llama "querido homónimo", fallecido en 1883. Le ruega que reconozca ahora su equívoco en cuanto a la inexistencia de Dios; lo que sugiere, entrelíneas, que el religioso admite que el autor del "Manifiesto Comunista" se encuentra entre los que, del otro lado de la vida, disfrutan de la visión beatífica de Dios.

El lanzamiento de la obra ha coincidido con la turbulencia financiera que, en cierta forma, confirma las teorías de Karl Marx en cuanto a las crisis cíclicas del capitalismo. Sin embargo el arzobispo resalta que su homónimo acertó muy poco en sus previsiones revolucionarias, como el surgimiento del socialismo en países de avanzado desarrollo capitalista. Lo que se vio, dice, fue lo contrario: el socialismo floreció antes en un país semifeudal como Rusia.

Al libro le falta explicar por qué la Iglesia Católica de Alemania nunca excomulgó a Hitler, que se llamaba católico, y también se equivocó al invertir buena parte de sus fondos en el banco Lehman Brothers, cuya quiebra confirma, sí, las previsiones del viejo Marx.

Todo indica que la obra de Mons. Reinhard fomentará un nuevo interés por los escritos de su homónimo, así como en las décadas de 1960 y 1970 muchos jóvenes, encantados de abrazar el marxismo, fueron a aprenderlo en el libro "El pensamiento de Karl Marx", escrito, para refutarlo, por el jesuita francés Jean-Yves Calvez. Su edición portuguesa, en dos tomos, era disputadísima en mis tiempos de prisión bajo la dictadura militar.

Entre un Marx y otro conviene no olvidar a un tercero, que figura entre los dos: Groucho Marx. En materia de concepciones materialistas al humorista estadounidense no se le pueden poner reparos: "Hay cosas más importantes que el dinero, pero… ¡cuestan tanto!

Sólo Groucho Marx lo puede explicar: "Éstos son mis principios; si a usted no le gustan, tengo otros".

[Autor de "Calendario del Poder", entre otros libros.
Traducción de J.L.Burguet].

sábado, 6 de diciembre de 2008

Sobre el triunfo de Obama

José Bustos B.

“Encontrad lo que las personas
Están dispuestas a soportar
Y habréis encontrado
El límite exacto de toda injusticia.

Más allá, la justicia no prosigue sino
Suscitando gritos o gestos de rebelión
O unos y otros.

Los tiranos no conocen otro limite a sus
Exacciones que la paciencia de aquellos
A quienes oprimen.”

(Frederick Douglas)

El triunfo de Obama en las elecciones presidenciales es en primer lugar un golpe a mano abierta contra el rostro de George Bush. Un “no” rotundo a la práctica política de atacar y luego preguntar. Un “no” a las políticas económicas que tienen al país más poderoso del mundo al borde del abismo y una contundente negativa para un gobierno ambicioso que ha roto todos los principios del derecho internacional imponiendo el terror.

Hoy, todas las expectativas están puestas en un abogado afroamericano de 47 años. Mientras que en todo el mundo los deseos de cambio y esperanza se multiplican con parafernalias artísticas y premoniciones acerca del advenimiento de una nueva era.

Es cierto que resulta inesperada la asunción de un negro al sillón presidencial de la Casa Blanca y eso puede explicar la euforia con la que se ha asumido en el mundo el triunfo de Obama. Pero por otra parte –a mi modo de ver- debe tomarse con cautela y analizar con mayor detención los factores por los cuales Obama obtuvo este contundente triunfo.

El creciente deterioro de la popularidad de G. W. Bush debido a sus políticas económicas e internacionales antes mencionadas, sumadas a la débil campaña del veterano de guerra John McCain, carente de todo carisma y encanto para los decepcionados electores sedientos de juventud y renovación, hicieron posible algo que en contextos eleccionarios anteriores había resultado imposible; la llegada al poder del primer ciudadano norteamericano de color.

En este contexto es aconsejable dejarse de ilusiones hipermediáticas, el triunfo de Obama no garantiza en absoluto las reivindicaciones sociales de millones de norteamericanos que viven carentes de beneficios básicos, traducidos en falta de asistencia digna en salud y educación. Además, ninguna elección sometida a las leyes del marketing y la televisión puede asegurar que la población afroamericana dejará de sufrir la discriminación cotidiana en todos los ámbitos de la sociedad estadounidense. Los ciudadanos de color saben por su historia de esclavitud que la dignidad en el “país de las oportunidades” no se obtiene por decreto o por las buenas intenciones del presidente de turno.

La lucha del pueblo negro a sido una tarea ardua de años de sacrificio y sangre, así lo testimonió el esclavo Frederick Douglas (1817-1895) en su libro “La vida y la época de Frederick Douglas” en el que presenta su proceso personal de toma de conciencia por la conquista de su propia liberación (1838), a partir de ahí emprende una campaña antiesclavista que dará sus frutos con la abolición de la esclavitud en 1865. De esta forma los seres humanos traídos desde África debieron aprender primero de los estragos de la esclavitud para iniciar un proceso hacia la libertad en una sociedad que invocaba a Dios para fundamentar la opresión.

Sin embargo, aunque el decreto de abolición de la esclavitud garantizó en parte la libertad para los negros, la sociedad norteamericana dio paso a un nuevo período de discriminación y persecución racista. Fueron decenios los que debieron transcurrir antes que el pueblo negro intentara realmente levantar la cabeza ante el “amo blanco”.

Una de las tareas más dignas fue la que decidió emprender Angela Yvonne Davis (Birmingham, Alabama, 1944) en su lucha contra el capitalismo y la explotación negra, esfuerzos que le costaron años de persecución y presidio en el estado de California (1970) gobernado en aquellos años por el actor holliwoodense Ronald Reagan.

Pocos años antes la intolerancia le costó la vida al pastor baptista Martin Luther King (Atlanta, 1929 – Memphis, 1968), quien exhortaba a la sociedad norteamericana para que se hiciera real el anhelo de los “padres fundadores” de construir un país que garantizara igualdad de oportunidades a todos sus hijos. Aquel profeta no fue escuchado y su muerte fue cubierta por una nebulosa de misterio que hasta hoy no ha sido resuelta del todo.

La lucha más radical en aquellos tiempos vino liderada por Malcolm X (Malcolm Little) (Omaha, 1925) y el Partido Panteras Negras quienes hastiados de las desigualdades decidieron utilizar la vía armada para conquistar sus reivindicaciones. Malcolm X murió asesinado (Nueva York, 1965) y los Panteras Negras fueron desarticulados para siempre.

Estos testimonios vienen a decirnos que ninguna lucha social es fácil y eso claramente lo saben los afroamericanos quienes, secundados por la variopinta sociedad americana, decidieron concurrir masivamente a votar en las últimas elecciones de los EEUU. Sin embargo, -lo digo modestamente- ningún triunfo en un acto eleccionario logrará satisfacer las necesidades urgentes de la población más empobrecida, si esta población permanece inactiva y sin organización civil que canalice sus justas aspiraciones.

El desafío es no dejarse llevar por el triunfalismo y la complacencia burguesa y disponerse activamente a luchar por esos derechos fundamentales. No seremos pocos quienes desde los más apartados rincones de la tierra decidamos apoyar esa lucha con modestos pero fructíferos esfuerzos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

MALDITOS



¡¡Sean malditos quienes se atreven a lucrar con la vida y no tienen el menor respeto por los seres más débiles de la creación!!

jueves, 4 de diciembre de 2008

Crisis de humanidad

Leonardo Boff

La crisis económico-financiera, previsible e inevitable, remite a una crisis más profunda. Se trata de una crisis de humanidad. Faltaron rasgos de humanidad mínimos en el proyecto neoliberal y en la economía de mercado sin los cuales ninguna institución a mediano y largo plazo se mantiene en pie: la confianza y la verdad. La economía presupone la confianza de que los impulsos electrónicos que mueven los papeles y los contratos tengan lastre y no sean mera materia virtual, por lo tanto ficticia. Presupone además la verdad de que los procedimientos se hagan según reglas observadas por todos. Ocurre que en el neoliberalismo y en los mercados, especialmente a partir de la era Thatcher y Reagan, predominó la financiarización de los capitales. El capital financiero-especulativo es del orden de 167 billones de dólares, mientras que el capital real empleado en los procesos productivos gira en torno a los 48 billones de dólares anuales. Aquel deliraba especulando en las bolsas, dinero haciendo dinero, sin control, apenas regido por la voracidad del mercado. Por su naturaleza, la especulación comporta siempre alto riesgo y viene sometida a desvíos sistémicos: a la ganancia de ganar más y más por todos los medios posibles.

Los gigantes de Wall Street eran tan poderosos que impedían cualquier control, siguiendo solamente sus propias regulaciones. Contaban con informaciones anticipadas (Insider Information), las manipulaban, divulgaban rumores en los mercados, nos inducían a falsas apuestas y de ahí sacaban grandes lucros. Basta leer el libro del megaespeculador George Soros, La crisis del capitalismo, para constatarlo, pues cuenta en detalle estas maniobras que destruyen la confianza y la verdad. Ambas eran sacrificadas sistemáticamente en función del beneficio de los especuladores. Tal sistema tenía que derrumbarse un día, por ser falso y perverso, lo que de hecho ocurrió.

La estrategia inicial estadounidense era injertar mucho dinero en los «ganadores» para que la lógica continuase funcionando sin pagar nada por sus errores. Hubiera sido prolongar la agonía. Los europeos, recordando los vestigios que han quedado del humanismo de las Luces, han tenido más sabiduría. Denunciaron la falsedad, pusieron en el campo al Estado como instancia salvadora y reguladora, y en general como actor económico directo en la construcción, en la infraestructura y en los campos sensibles de la economía. Ahora no se trata de reflotar el neoliberalismo sino de inaugurar otra arquitectura económica sobre bases no ficticias. Esto quiere decir que la economía debe ser un capítulo de la política (la tesis clásica de Marx), no al servicio de la especulación sino de la producción y de la adecuada acumulación. Y la política deberá regirse por criterios éticos de transparencia, de equidad, de justa medida, de control democrático y dando especial cuidado a las condiciones ecológicas que permiten la continuidad del proyecto planetario humano.

¿Por qué la crisis actual es una crisis de humanidad? Porque subyace en ella un concepto empobrecido de ser humano que sólo considera una parte de él, su parte de ego. El ser humano está habitado por dos fuerzas cósmicas: una de autoafirmación, sin la cual desaparece. En ella predomina el ego y la competición. La segunda es de integración en un todo mayor, sin el cual también desaparece. En ella prevalece el nosotros y la cooperación. La vida sólo se desarrolla saludablemente en la medida en que se equilibra el ego con el nosotros, la competición con la cooperación. Dando rienda suelta a la competición del ego, anulando la cooperación, nacen las distorsiones que presenciamos y que han llevado a la crisis actual. Por el contrario, dando espacio sólo al nosotros sin el ego se generó el socialismo despersonalizante, y la ruina que provocó. Errores de esta gravedad, en las condiciones actuales de interdependencia de todos con todos, nos pueden liquidar. Como nunca antes tenemos que orientarnos por un concepto adecuado e integrador del ser humano, por un lado individual-personal, con derechos, y por otro social-comunitario, con límites y deberes. De no ser así, nos empantanaremos siempre en crisis, que serán menos económico-financieras y más crisis de humanidad.