viernes, 19 de marzo de 2010

Monologo del padre con su hijo de meses


Enrique Lihn

Nada se pierde con vivir, ensaya:
aquí tienes un cuerpo a tu medida
Lo hemos hecho en sombra
por amor a las artes de la carne
pero también en serio, pensando en tu visita
como en un nuevo juego gozoso y doloroso;
por amor a la vida, por temor a la muerte
y a la vida, por amor a la muerte
para ti o para nadie.

Eres tu cuerpo, tómalo, haznos ver que te gusta
como a nosotros este doble regalo
que te hemos hecho y que nos hemos hecho.

Cierto, tan sólo un poco
del vergonzante barro original,
la angustia y el placer en un grito de impotencia.
Ni de lejos un pájaro que se abre en la belleza
del huevo, a plena luz, ligero y jubiloso,
sólo un hombre: la fiera
vieja del nacimiento, vencida por las moscas,
babeante y rebosante.

Pero vive y verás
el monstruo que eres con benevolencia
abrir un ojo y otro así de grandes,
encasquetarse el cielo,
mirarlo todo como por adentro,
preguntarle a las cosas por sus nombres
reír con lo que ríe, llorar con lo que llora,
tiranizar a gatos y conejos.

Nada se pierde con vivir, tenemos
todo el tiempo del tiempo por delante
para ser el vacío que somos en el fondo.
Y la niñez, escucha:
no hay loco más feliz que un niño cuerdo
ni acierta el sabio como un niño loco.

Todo lo que vivimos lo vivimos
ya a los diez años más intesamente;
los deseos entonces
se dormían los unos en los otros.
Venía el sueño a cada instante, el sueño
que restablece en todo el perfecto desorden
a rescatarte de tu cuerpo y tu alma;
allí en ese castillo movedizo
eras el rey, la reina, tus secuaces,
el bufón que se ríe de sí mismo,
los pájaros, las fieras melodiosos.

Para hacer el amor allí estaba tu madre
y el amor era el beso de otro mundo en la frente,
con que se reanima a los enfermos,
una lectura a media voz, la nostalgia
de nadie y nada que nos da la música.

Pero pasan los años por los años
y he aquí que eres ya un adolescente.
Bajas del monte como Zaratustra
a luchar por el hombre contra el hombre:
grave misión que nadie te encomienda;
en tu familia inspiras desconfianza,
hablas de Dios en un tono sarcástico,
llegas a casa al otro día, muerto.

Se dice que enamoras a una vieja,
te han visto dando saltos en el aire,
prolongas tus estudios con estudios
de los que se resiente tu cabeza.

No hay alegría que te alegre tanto
como caer de golpe en la tristeza
ni dolor que te duela tan a fondo
como el placer de vivir sin objeto.

Grave edad, hay algunos que se matan
porque no pueden soportar la muerte,
quienes se entregan a una causa injusta
en su sed sanguinaria de justicia.

Los que más bajo caen son los grandes,
a los pequeños les perdemos el rumbo.

En el amor se traicionan todos,
el amor es el padre de sus vicios.

Si una mujer se enternece contigo
le exigirás te siga hasta la tumba,
que abandone en el acto a sus parientes,
que instale en otra parte su negocio.

Pero llega el momento fatalmente
en que tu juventud te da la espalda
y por primera vez su rostro inolvidable en tanto huye de ti que la persigues
a salto de ojo,inmóvil, en una silla negra.

Ha llegado el momento de hacer algo
parece que te dice todo el mundo
y tu dices que sí, con la cabeza.

En plena decadencia metafísica
caminas ahora con una libretita de direcciones en la mano,
impecablemente vestido, con la modestia de un hombre joven que se abre paso en la vida,
dispuesto a todo.

El esquema que te hiciste de las cosas hace aire y se hunde en el cielo dejándolas a todas en su sitio.

De un tiempo a esta parte te mueves entre ellas como un pez en el agua.
Vives de lo que ganas, ganas lo que mereces, mereces lo que vives,
has entrado en vereda con tu cruz a la espalda.

Hay que felicitarte:
eres, por fin, un hombre entre los hombres.

Y así llegas a viejo
como quien vuelve a su país de origen
después de un viaje interminable
corto de revivir, largo de relatar,
te espera en tí la muerte, tu esqueleto
con los brazos abiertos, pero tu la rechazas
por un instante, quieres
mirarte larga y sucesivamente
en el espejo que se pone opaco.

Apoyado en lejanos transeúntes
vas y vienes de negro, al trote, conversando
contigo mismo a gritos, como un pájaro.

No hay tiempo que perder, eres el último
de tu generación en apagar el sol
y convertirte en polvo.

No hay tiempo que perder en este mundo
embellecido por su fin tan próximo.

Se te ve en todas parte dando vueltas
en torno a cualquier cosa como en éxtasis.

De tus salidas a la calle vuelves
con los bolsillos llenos de tesoros absurdos:
guijarros, florecillas.

Hasta que un día ya no puedes luchar
a muerte con la muerte y te entregas a ella,
a un sueño sin salida, más blanco cada vez,
sonriendo, sollozando como un niño de pecho.

Nada se pierde con vivir, ensaya:
aquí tienes un cuerpo a tu medida,
lo hemos hecho en la sombra
por amor a las artes de la carne
pero también en serio, pensando en tu visita
para ti o para nadie

miércoles, 3 de marzo de 2010

El Terremoto y los saqueadores de almas


José Bustos B.


Resulta redundante hablar de la catástrofe que ha conmocionado nuestro territorio. Las imágenes, testimonios, fotografías son elocuentes y sólo admiten expresiones de asombro y espanto. Es la condición y ubicación geográfica de este Chile que cuelga del continente y del planeta y que intenta ser una nación o un pueblo a pesar de nosotros sus habitantes y de sus supuestos defensores.

El Chile de una geografía loca, que se empina desértica y finaliza deshilachándose en un puñado de islas, vino a mostrarnos la precariedad de nuestros esfuerzos y la magnificencia de una naturaleza que en sus acomodos evolutivos se sacude de sus habitantes como si fuera un perro plagado de pulgas. La natura hace su parte y nosotros, en el transcurso de la catástrofe, procuramos evitar ser aplastados por alguna construcción vieja o una nueva pero construida con poco esmero y conciencia ética.

Luego del remezón y posterior tsunami la desolación es evidente. Se han hecho esfuerzos por restablecer las comunicaciones, acudir en ayuda de los más afectados, recuperar los cuerpos de los compatriotas que yacen en los bordes marinos, en los ríos o bajo los escombros de un edificio. Los medios de comunicación informan, prestando una gran ayuda social, pero al mismo tiempo compiten por el “rating” con las imágenes más crudas y los testimonios desgarradores de las víctimas.

La cara más oscura y fantasmagórica es aportada por las turbas de saqueadores –reales e imaginarios- que han decidido cobrar la oportunidad que les ha regalado de naturaleza para salir a sembrar el pánico entre la población desvalida. No hablo solamente de los saqueadores que están compuestos por seres humanos marginales que han debido morder históricamente sus miserias en la periferia de nuestras ciudades. Hablo tambien de aquellos saqueadores de cuello y corbata que empecinados en recolectar algunos pesos de más han optado por vender la ilusión de la casa propia o el tan anhelado departamento a un precio que a la postre a sido cobrado con vidas humanas inocentes. Ellos son mercaderes de sus propias almas!!!

Los especuladores de la bolsa aun no han dicho su ultima palabra pero se menifestarán. Es triste constatar que en sectores populares los pequeños comerciantes han querido sacar su tajada del desastre llegando a cobrar hasta $ 2000 por un kilo de pan.


Los caprichos de la naturaleza y las fragilidades de nuestra propia naturaleza (ontológica) han situado a los más desprotegidos y honestos entre la espada y la pared, obligándolos a sacar las garras para ponerse a la altura de las circunstancias. En algunos casos las catástrofes se empecinan en sacar lo más oscuro de los seres humanos.

Sin embargo, pese a las adversas condiciones alentadas por el nuevo “status” del que alardeamos como nación a las puertas del tan anhelado desarrollo económico, en lo personal no pierdo las esperanzas de que podamos construir entre todos (o con los que quieran) una patria verdaderamente buena. Un anhelado espacio en el que pese a las dificultades podamos mirarnos a la cara sin intentar sacarnos mutuamente provecho, un espacio en el que podamos manifestarnos gratuitamente nuestros afectos y en el que podamos compartir equitativamente del fruto de nuestros esfuerzos.
Las dramáticas instancias a las que nos hemos visto enfrentados en estos días pueden inundarnos de decepción por el egoísmo y la ambición (que espero sea de unos pocos) de quienes a corto y largo plazo han prentendido sacar provecho de los anhelos humanos y de la desgracia ajena ( que a estas alturas es de todos).

Creo sin embargo que como primera medida (aun estamos y estaremos a tiempo de hacerlo) para quienes todavía tengan confianza en la calidad humana de este pueblo, al mismo tiempo que debemos preocuparnos de combatir y denunciar a quienes quieran sacar provecho de esta situación tan difícil, debemos evitar caer en el juego de aquellos que poco a poco se han empecinado en “saquearnos el alma” hasta dejarnos transformados en autómatas insensibles y hedonistas. El Chile que definitivamente no me gusta.