miércoles, 10 de septiembre de 2008

A 20 años del triunfo del No


Por: José Bustos.


No hay ánimo nostálgico al tratar de hacer un balance de los acontecimientos políticos acaecidos luego del triunfo de la "opción No" en el plebiscito que el mismo Pinochet determinará y que se desarrolló dentro del marco de la espuria Constitución Política de 1980.


Ante el fracaso de la oposición por conseguir la renuncia de Pinochet en el llamado "Año decisivo" (1986) y el intento fallido del Frente Patriótico Manuel Rodríguez por ajusticiar al dictador en el camino al Cajón del Maipo ( 7 de septiembre de 1986); Pinochet fue imponiendo el ritmo de los acontecimientos y finalmente la Concertación de Partidos por la Democracia tuvo que asumir que el dictador sólo abandonaría La Moneda en los términos que él mismo determinara. Así la opción por reconquistar la democracia por la vía de la rebelión popular fue relegada y se dio paso a una negociación entre cúpulas partidistas de la Concertación con la derecha pinochetista.


El despliegue comunicacional de la campaña por el "No" provocó una catarsis colectiva; aquellos quienes habían estado tantos años marginados de los medios de comunicación de masas volvieron aparecer en la franja política televisiva y aquello gatilló una suerte de explosión colectiva que impidió una reflexión serena sobre lo que venía y las ambiciones de quienes se preparaban para gobernar "el nuevo Chile ".


De esta manera la derrota infringida a la dictadura el 5 de octubre de 1988 con el paso de los años ha ido revelando una cara menos triunfalista, rayana incluso en la decepción. La administración continuista de los consecutivos gobiernos de la Concertación en estos 20 años post-dictadura en los planos político y económico revelan la enorme deuda que los "políticos profesionales" han adquirido en estos años con el pueblo y sus legitimas aspiraciones de justicia e igualdad.


La parafernalia publicitaria que evocaba la "alegría adveniente" ha ido destiñendo sus colores y hoy de manera cada vez más patente queda de manifiesto la ridícula mascarada de la cual han sido víctimas los mismos pobres y marginados de siempre.


Hoy los millones de chilenos que depositaron sus esperanzas en las propuestas "democrático-burguesas" de la Concertación han visto con desazón como han transcurrido los años y nada de aquello que les fue prometido se ha materializado. El contubernio entre la política oficialista y la oposición derechista en conjunto con las empresas transnacionales es evidente y cualquier expectativa que los sectores populares puedan hacerse con relación a la satisfacción de sus derechos más fundamentales no pasaría de ser una mera ilusión.


El desengaño es evidente, sin embargo también es necesario destacar la cada vez más creciente conciencia de diversos actores sociales que decididamente han optado por ir generando alternativas políticas y de lucha social autogestionadas que han devuelto la dignidad a miles de chilenos y chilenas. La acción sostenida de socialización de las necesidades y aspiraciones del pueblo realizadas en su seno es garantía de continuidad de una lucha que no se detiene pese a la represión sistemática que los gobiernos de la Concertación han impulsado.


La necesidad de resistir luchando al interior de los sectores populares abre nuevas posibilidades de retomar el camino por el cual muchos compañeros y compañeras entregaron su vida. Es en memoria de ellos y de su compromiso que deben ser renovadas permanentemente las energías de todos cuantos decidan sumarse a la construcción un Chile diferente.

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