lunes, 7 de abril de 2008

El Tíbet en llamas



José Bustos B.

De este lejano territorio poco sabemos los occidentales. En lo personal tengo escasas referencias que no van más allá de alguna película gringa y un par de libros escritos por Martes Lobsang Rampa, controvertido escritor inglés y supuesta reencarnación de un Lama tibetano. Es decir puros estereotipos y poco contacto personal.

Pero…esperen un minuto…se me olvidaba que en la última visita del Dalai Lama ( Tenzing Gyatso) estuve presente en el encuentro con representantes de diversas religiones y espiritualidades en el Centro de Extensión Cultural de la U.C. (4 de mayo de 2006) Me regalaron una invitación y partí a ver al líder político y espiritual de este lejano estado enclavado a los pies de las cumbres más altas del mundo; Los Himalayas. Y fíjense que me encontré con un salón de honor atiborrado de personas expectantes. Con este marco de público hizo entrada el mítico personaje vestido con su tradicional túnica, pelado al rape, y luciendo unas gafas que dejaban ver sus orientales ojos, esos que para nosotros los occidentales nos parecen poco expresivos y todos iguales (eso mismo dirán ellos de nosotros).

El Dalai Lama recibió una calurosa bienvenida de todos los asistentes y se dispuso a predicar sobre la armonía y la comprensión entre las diversas espiritualidades existentes en el orbe; un discurso en el que prevalecía el respeto y promovía el acercamiento y el conocimiento mutuo. ¿Qué puede tener este señor que el gobierno Chino acusa de incitar los desordenes que se han producido en el último tiempo en Lhassa (Capital del Tíbet)?

La respuesta podría estar no en el mensaje del Dalai Lama sino en la ubicación geográfica del territorio que lo vio nacer y que tuvo que abandonar en 1959 debido a una arremetida del ejercito chino que hizo peligrar su vida y que dejó como saldo alrededor de 10.000 muertos.

El Tibet es un territorio montañoso (1.221.000 km 2 / 1.892.000 hab.) que sustenta su economía principalmente de la producción de ganado (ovejas, cabras, yacks) y en la actualidad del comercio que en mayor medida se encuentra en manos de los pragmáticos chinos. Pero es -como lo sugerí anteriormente- su ubicación geográfica la que en el actual reposicionamiento de las superpotencias adquiere una nueva importancia estratégica, de ahí que China que en la actualidad se encuentra en un momento de expansión principalmente en el plano económico, no tenga ni el menor interés en otorgar la independencia a esta región, ya que esto podría - a mi juicio- dejar la puerta abierta para que otras superpotencias como EE.UU. , Rusia o la India puedan incidir en este país y pretender ejercer algún tipo de control que a la larga podría perjudicar al gigante asiático.

Lo cierto es que los tibetanos y sus simpatizantes a lo largo y ancho del planeta han encontrado en las próximas celebraciones de los juegos olímpicos de Beijing (Pekín) un escenario propicio para manifestar nuevamente (ya lo habían hecho en 1970 y 1987) las ansias de libertad de este -para nosotros- enigmático territorio.


La situación del Tíbet no es muy diferente a la de otros pueblos dominados por un colonialismo a veces encubierto. La historia de la humanidad está llena de ejemplos. En lo personal pienso que en estos temas no se puede tener un doble discurso y no se puede tener miradas acomodaticias que tiendan a justificar la opresión de algunos en beneficio de otros.

Sin esconder la cabeza "como el avestruz" me atrevo a decir: ¡¡¡Libertad al Tíbet y a todos los pueblos que sufren la opresión y que tienen el derecho y deber de construir su propio destino!!!




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